miércoles, 18 de julio de 2018

TEXTOS Acto de MEMORIA en BUÑUEL

 

El 21 de Julio de 1936.
      Primera intervención.
Ese día de aquel mes era martes. En casi todos los lugares de por aquí cerca sucedió algo parecido a lo que vamos a relatar, Unos hechos que pasados ochenta y dos años nadie recuerda ni nadie reconoce.
Ese día el Glorioso movimiento nacional ya estaba implantado.
El día domingo se habían reunido las fuerzas de derechas en sabe dios en qué lugar, y habían decidido poner en práctica los puntos que componían el bando de Mola, y seguir con las instrucciones interiores: “serán pasados por las armas cuantos se opongan  al Movimiento salvador de España fueren los que fueren los medios empleados…”
Círculos carlistas, miembros de la CEDA, sociedades de agricultores, asociaciones católicas de padres de familia, agrupaciones de mujeres católicas, juventudes populares agrarias y fueristas, sociedades de jóvenes católicos, y los incipientes miembros de Falange Española… cada uno de estos grupos ponen a algunos de sus hombres a dirigir el Alzamiento, y en el momento de la verdad, con sus familias y servidumbre, habrá hombres dispuestos a apretar el gatillo contra otros hombres y mujeres para rapar a otras mujeres y purgarlas con ricino.
El día lunes, los hombres de la derecha habían tomado el control de los ayuntamientos de la mano benemérita de la guardia civil.
Los hombres más honorables se habían impuesto como agentes de la autoridad y ya podían cumplir órdenes que emanaban del mando.
Ya tenían a los más significados hombres de izquierdas encerrados en las dependencias municipales y ya podían matar a la gente sin piedad.
El día 21 de Julio de 1936 nos encontramos con todas la pruebas de que no sucedió en realidad un Golpe de estado en el que los generales toman unos pocos centro de poder sino que en realidad fue: un Glorioso movimiento nacional de la población contra la población.
Así pensaron lo generales que había de ser el Glorioso movimiento con el que reventar la Republica sin remedio: terror y miseria, así lo hacían en tierras africanas: ir contra la gente sin miramiento y buscar el crimen y la muerte para ganar honores.
A partir de este infausto día se cimienta una red de connivencia ente la canalla, una complicidad lejos de los militares y es la población la que se protegerá unas a otros y entre todos se servirán de coartada para que de aquellos hechos aunque no se olviden,  jamás se pueda hablar.

Segunda intervención.

La última vez que los republicanos electos dejaron constancia de que se habían reunido, fue en el pleno municipal de la Villa de Buñuel del jueves 16 de Julio.
No hubo tiempo para más y lo que trataron ya no llegó al libro de actas de la pluma del infrascrito Secretario.
Desde la escasez de medios de los que disponían, aquellos hombres trataron de mil maneras de modernizar su pueblo tanto económica como socialmente.
Pero la sociedad del pueblo, aquella que estaba formada desde antes que ellos llegaran, y a la que estaban tratando de conformar entonces, a duras penas entendía que las personas tenían derecho a vivir dignamente.
En el tono de conflictividad al que se había llegado en el interior social, parecía no poder esquivar las represalias y las amenazas contra ellos.
Desde hacía meses, en cada familia, alguno de sus miembros había salido del pueblo a trabajar a las ciudades y allí cuando se asentaban buscaba trabajo para el siguiente que lo pedía.
Muchos hombres ya se habían cansado de luchar.
*
Los últimos días van llegando a Buñuel las noticias de lo que está ocurriendo en Pamplona donde la población se siente amenazada desde hace meses viendo a los soldados carlistas uniformados con boinas y trincheras, y algunos armados con pistolas y fusiles, exhibiendo su fuerza desafiante sin intimidarse y sin que las autoridades hagan nada por evitarlo.
Los días trece y catorce de Julio, hubo dos manifestaciones pacíficas en Pamplona que llegaron hasta el cuartel del Regimiento América en la presunción de que los militares estaban a punto de salir a la calle para respaldar un levantamiento de algunos generales.
Los manifestantes están seguros de que ninguna autoridad del Gobierno ni en Madrid ni en Pamplona, estaba dispuesta a detener a los militares que no aguantaban sus ganas de conspirar contra la República.
Todo se habla y todo se sabe
*
Pero poco se podía hacer en el pueblo salvo esperar acontecimientos.
Las impresiones muchas veces van llegando de las mismas bocas de las derechas, y van quedando entre la gente de toda condición.
Es difícil mantener el miedo a raya.
Cuanto más se repasa todo lo que fue y representó la República en Buñuel y lo que supusieron aquellos seis hombres para nuestro pueblo en sus propósitos de mejorar las condiciones de vida de sus gentes, más dignos son de su Memoria.
Reflexionando sobre lo que hicieron quienes dieron las órdenes para aniquilarlos, se entiende mejor el silencio que impusieron para ocultar para la eternidad sus vergüenzas y se comprende el terror que produce a sus herederos conocer en estos días la verdad aunque hayan pasado ya tantos años.
Seguramente que aquellas gentes que se decían de derechas, no eran personas de las que quisieran llegar a una guerra.
Una guerra con la que pudieran pensar en tomarse la justicia por su mano.
Una mano de hierro y en posición de prevenga:
Pero si tenía que llegar la guerra…
¡Qué remedio…!
De siempre ha habido guerras.
*
Esto es lo que había en aquellos días en los que además eran tiempos de una profunda crisis económica.
Las consecuencias de la mayor crisis económica mundial que se recuerda en la historia contemporánea y que había afectado negativamente en las condiciones y la calidad de vida de todas las clases sociales.
A partir de estas realidades se cimentó la tragedia.
Y de estas realidades se alimentaron los criminales.
La CANALLA estaba tomando forma.
*
El día diecisiete de Julio, el General Mola, Gobernador Militar de Navarra y Director de la sublevación, comunica a los Generales Franco y Sanjurjo su decisión inapelable de que al día siguiente dará las órdenes oportunas para que con arreglo a los planes previstos en las instrucciones que se han trasladado a los oficiales.
Su plan de sublevación es derrocar al Gobierno Republicano.
*
Esta sublevación también va a participar al Comandante Oliver Rubio.
Su familia, su madre Doñas Eufrasia vivía en esta calle.
El Comandante de Regimiento de Regulares fue informado oficialmente por la superioridad el 17 de Julio a las veintidós horas.
Un honor difícil de tragar.

Tercera intervención.

El día dieciocho de julio, se han sublevado en el norte de África los militares a las órdenes del general Emilio Mola.
El Comandante Oliver se trasladó con su Tabor de Regulares y un Escuadrón de Caballería de Tánger a Ceuta.
Embarcó sus tropas criminales a bordo del Destructor Churruca, y surcaron con dirección a Cádiz.
*
En la planificación de la sublevación que el General Mola ha preparado, se ha previsto que la Guardia Civil, sea la fuerza con la que poder controlar toda Navarra.
Desde los cuarteles irán tomando los poderes locales.
Expandir el golpe en los pueblos, podía ser una tarea sencilla.
El Benemérito Instituto tenía más de setenta casas cuarteles distribuidas en la provincia de Navarra y más de mil efectivos a su servicio.
Su trabajo será decisivo, puesto que representaba la autoridad militar en cada localidad, muchas veces por encima de la autoridad civil.
La transmisión de las instrucciones y de las acciones que se han de hacer se hará bajo las órdenes del comandante de puesto de cada pueblo.
Un cuerpo militar con la disciplina debida, llegado el momento puede hacer la limpia de elementos afectos al Frente Popular que va a ser necesaria hasta que las cosas estuvieran tranquilas.
Para la planificación del movimiento, el Director de la sublevación ha tratado en los últimos días con algunos oficiales de la Guardia civil.
*
En esta misma tarde del sábado día 18 de julio, el mismo general Mola, llama al teniente coronel de la Guardia Civil José Rodríguez para que se presente en la Capitanía y le explica la situación que se va a dar al día siguiente de manera inequívoca e inexorable.
Ante la trascendencia que tiene la participación desde el primer momento del cuerpo benemérito en la sublevación, el General Director le hace un ofrecimiento al Teniente Coronel para que sume sus efectivos al golpe militar que se va a dar en toda Navarra y a primeras horas del día siguiente en todas las capitales de España.
El militar subordinado se negó.
Debía observancia al poder legal constituido.
El General le hizo salir del cuartel.
El Teniente coronel salió andando de capitanía.
No sintió el miedo porque el General no permitiría que lo abatieran en ese recorrido en lo que respecta a su honor como militar.
Se acercó a la Comandancia repensando sobre la maniobra que debía hacer con el cuerpo del que era responsable para salvar la situación ante la tropa sublevada.
Para evitar un enfrentamiento armado cuerpo a cuerpo a Rodríguez Medel no le quedaba más remedio que trasladar a Tafalla todos los efectivos que estuvieran dispuestos a su servicio.
En la Comandancia y Casa Cuartel de la Guardia Civil de Navarra, Rodríguez Medel convoca a sus subordinados y les explica cómo se va a organizar el traslado de las fuerzas a Tafalla para hacer frente a lo que puede suceder al día siguiente.
Sale al patio después de dar las oportunas instrucciones y con la aquiescencia de algunos de sus capitanes presentes, dos fusiles Máuser le disparan por la espalda al centro de su cuerpo acabando con su vida en el acto.
*
Entre las derechas en el pueblo, de las que hay diferentes posiciones: republicanos un tanto liberales, monárquicos conservadores y los carlistas tradicionalistas y hasta los hijos revolucionarios fascistas de las derechas, todas estas gentes de bien y de derechas que procuraban inestabilidad social y política, tienen un nexo común:
Se consideran personas de orden y mando.
Y sobre todo creen en dios todopoderoso y defienden a su Iglesia Católica.
Los hijos más avezados, los hombres de acción, aquellos que amaban la patria por encima de todo, se habían reconvertido en falangistas.
Aquí es cuando se comprende que en aquellos tiempos había un nuevo ideario político, que con la intimidación de su irracionalidad, quería imponerse por encima de todo al resto de las ideas y acabar con todas ellas.
Aplicar una única manera de entender el mundo.
Una doctrina sin concretar con la que sus inspiradores querían traer una nueva república, con un nuevo orden y una nueva justicia social.
Sus prohombres se decían fascistas.
¡Arriba España…!

Cuarta intervención

Este sábado la actividad en la secretaría del Ayuntamiento es de plena normalidad, atendiendo los asuntos ordinarios.
Mucha gente viene y va.
Las noticias de la sublevación en el Norte de África copan la mañana.
El secretario Martín Domingo trata de hallar toda la información que sale a las ondas o que llegan por las vías telefónicas y las comunica al Alcalde y a los concejales que por allí aparecen al mediodía.
Catalino Martínez es el auxiliar de secretaría.
Entre los dos hombres hay una gran complicidad que hace la que preocupación por lo que está ocurriendo sea más real y cercana.
Por la tarde están los dos funcionarios en permanente contacto con el Gobierno Civil a la espera de consignas e instrucciones para actuar.
Los mensajes que vienen desde la lejanía alertan de que el golpe va a ser total y que se va a reproducir en todas las capitales de provincia.
Entre unos y otros buscan alguna estrategia de actuación en el pueblo y qué van a hacer…
No llegan a mejor conclusión que esperar.
La confusión es total.
Se quedan de guardia en la secretaría y ya avisarán.
En el propósito de estos dos hombres afectos a la República, está tratar de organizar la resistencia en Buñuel en defensa de la institución principal: el Ayuntamiento.
Conforme va cayendo la tarde, Martín y Catalino saben que en los despachos del Gobierno Civil hay una reunión permanente en la que están los representantes de todos los partidos que han querido estar para oponerse a los alzados.
A última hora comunican que la Guardia civil está preparada para apoyar el golpe militar y que no va a seguir las órdenes de su Comandante y que el Gobernador Civil abandona su puesto.
Desisten de su empeño y toman conciencia de que no hay otra cosa que hacer que esperar acontecimientos.
Ellos también mejor si vuelven a sus casas.
Esta tarde es de un calor intenso.
El sudor frío que nace de los cuerpos tensos no se pega a la camisa.
Unas gotas espesas caen directamente de la cabeza al suelo de madera y dejan las marcas del miedo y del dolor en pequeños círculos blancos.
A ningún sitio pueden ir a decir ni a preguntar.
Nadie sabrá contestar.
Nadie sabrá nada de lo que pasa.
Solamente ellos lo saben.
Se oye un ruido de fondo que entra por las balconadas abiertas de la secretaría. De la calle solamente se oye el ruido del silencio y ese rumor lejano que no se puede adivinar si viene del río, del campo o si sale del interior de las casas como un lamento.
Cuando al atardecer salen a la calle a ver qué pasa, comprueban que a los niños les obligaron a alargar la siesta y los mayores la alargaron por su cuenta cerrando los ojos y sin poder dormir.
No pueden hablar con nadie que sepa nada.
Después de todo, nada había cambiado en el pueblo.
Todo en estos años había sido un querer y no poder porque no les habían dejado hacer, y si en algún rato había podido ser, lo que había sido, lo había sido sólo por un rato.
Al caer la noche nadie salió a la puerta para tomar el fresco.
Los novios hubieron de mirar la luna cada uno por su lado.
Lo cierto es que nadie sabe lo que está ocurriendo en realidad ni de las posibilidades de que este levantamiento triunfe.
En la noche quien se ha atrevido a dormir con las ventanas abiertas las ha tenido que cerrar para no tener que soportar el ruido.
Los ecos que se escuchan de los jóvenes falangistas que han tomado las calles principales del pueblo alardeando, de sus armas y mostrando su euforia en favor de España.
¡Arriba España!
Había que adivinar qué iba a pasar mañana.
Muchos hombres ya no durmieron en sus camas.

Quinta intervención.

El día 19 de Julio, en las primeras horas del día, el Comandante Oliver llegó al puerto de la ciudad gaditana y la dominó con sus hombres.
Veintitrés condenadas horas de: trasgresiones, violaciones y crímenes para poner a buen recaudo una ciudad que no había hecho ningún mérito para perder su inocencia.
Allí los alzados ya pusieron en práctica las instrucciones recibidas desde la superioridad con las que no respetaron la vida humana.
No era un golpe de estado, era un Glorioso movimiento nacional.
*
Se tiene la noticia de que el General Mola ha decretado el Estado de Guerra.
Falangistas y carlistas han corrido a coger sus armas y se han puesto sus vestimentas: Camisa azul y boina roja.
Las noticias que llegaban por medio de algún receptor de radio, se trasmitían secretamente de casa en casa.
Los presagios que corrían entre palabras cortadas eran alarmantes para unos y victoriosos para otros.
El General Mola se dirige a la población en un discurso que se retransmite desde los micrófonos de Radio Navarra.
No tiene ni autoridad ni legitimación, y sin embargo desde su calidad de Director de la sublevación se siente con mando y una superioridad por encima de las recién elegidas instituciones democráticas.
Autoridad para dictar la ley y ordenar que cualquier ciudadano que se oponga a las órdenes del nuevo poder que ha sido constituido por él mismo, será pasado por las armas.
Nada se puede hacer salvo esperar cada uno en su casa.
El Gobierno habrá de obrar y aplacar el levantamiento.
Algunas organizaciones populares piden armas a los políticos.
*
El Diario de Navarra actúa de portador oficial del Movimiento, publica el día 19 de Julio, en primera página el bando de guerra que ha redactado el general Mola para facilitar las hostilidades en los pueblos y las ciudades.
Este mismo día, el Diario de Navarra en sus páginas interiores aportaba noticia de la muerte del Teniente Coronel don José Rodríguez Medel. A pesar de que su sabían lo que había ocurrido en la Comandancia de la Guardia Civil, porque estaban a pocos metros los talleres y de la redacción.

“Ayer a consecuencia de un desgraciado accidente ocurrido en el cuartel dejó de existir el comandante jefe de la Guardia civil don José Rodríguez Medel…” Descanse en paz.

El director del periódico que estaba presto a la sublevación, y que el capitán Auría, el Teniente Cervantes, los tres hermanos Nuín y el Brigada González eran los oficiales que conjuntamente habían sido los instigadores del crimen de su Comandante y que tenían preparada la insubordinación de los números de la Guardia Civil.
Detuvieron al comandante Freire y al Capitán Fresno a los que ya nunca más se les volvería a ver con vida.
Lo más definido de la acción que se iba a desarrollar eran las instrucciones dictadas con anterioridad por el General Mola a los diferentes puestos de mando para que sirvieran de manual de actuación contra las población de izquierdas.

Serán pasados por las armas cuantos se opongan al triunfo del Movimiento Salvador de España fueren los que fueren los medios empleados a tan perverso fin.
Se establecerá la obligatoriedad de los cargos y quienes nombrados no los acepten caerá la sanción de los artículos anteriores.
De las instrucciones secretas del general Mola.

Saben que no se van a enfrentar contra otras fuerzas militares.
No prevén iniciar una guerra ni tomar centro neurálgico de poder.
El factor sorpresa y el terror inducido en la gente con la puesta en práctica de las instrucciones hará caer al Gobierno.
Este día ha estallado el alzamiento en armas contra el pueblo.

Sexta intervención

El mismo día 19 de Julio se constituyó la Junta Central Carlista de Navarra como el órgano que tendrá el poder en la provincia con una autoridad casi absoluta.
Se cree que de manera provisional habrá de interferir en muchos de los asuntos propios de Su Excelentísima. la Diputación.
De sus decisiones dependerá la intendencia general: armas, comestibles y dinero a los combatientes, transportes, gestión de asuntos gubernativos y judiciales y la Oficina de Información y Socorro de Guerra.
La trama en Navarra queda organizada.
*
Se ha dado el golpe en los cuarteles con relativa facilidad.
Se había acabado con el único Jefe militar que no ha querido colaborar de acuerdo con las instrucciones recibidas del Director.
Los medios de comunicación están al lado de los sublevados con una fiel colaboración o ya están cerrados.
Está constituida la nueva autoridad política provincial para gestionar las necesidades futuras.
Ahora han de salir a por la gente.
A por la gente que no piensa como ellos.
*
Es el momento de llevar el levantamiento armado en cada una de las ciudades y pueblos de Navarra.
En el plan estratégico de la sublevación, encajado en la toma del poder civil, se establece que el cambio de las instituciones políticas locales se ha de hacer de la mano de los comandantes de puesto de las casas cuarteles de la Guardia Civil que hay levantadas en la provincia.
En la estrategia diseñada, el desarrollo del plan queda a expensas de que aquellas comandancias que sea necesario, se vean reforzadas con suboficiales nombrados en comisión de servicio a tal efecto.
*
En el pueblo de Buñuel, a media tarde de aquel domingo la gente menuda ha salido de sus casas a jugar con sus amigos en la Plaza de los Fueros y a gastar la perra gorda que le han dado de propina.
De repente un estruendo corre como el alma del diablo.
La muetería ve venir a lo lejos a un grupo de jóvenes mayores que gritan como si fueran las fiestas y alertaban de que llegaban las vacas desde el campo.
Algunos críos se acercan a ver y se paran asustados y echan a correr hacia sus casas.
Todavía no saben que son falangistas que salen de un almacén de la Calle Santiago en la que han recogido algunas pistolas en prevención de que hayan de matar a alguien.
Los jóvenes falangistas, exultantes del misterio que llevan entre sus manos, disparan algunos tiros al aire hasta que se quedan sin balas.
La gente menuda espantada corre a sus casas.
*
Aquella tarde el Cabo Víctor Conejero Adrián, que está en comisión de servicio como comandante de Puesto de la Casa Cuartel de Buñuel y en calidad de Sargento, hubo de participar en la destitución del Alcalde y los concejales del Ayuntamiento de Ribaforada con arreglo a las órdenes emanadas desde el Gobierno Civil,
En este acto aquella misma noche también tomó posesión una nueva Corporación con los hombres de derechas, dando fuerza con sus armas a los falangistas locales.
Esa misma noche hubo el primer asesinado en Ribaforada.
Antes había transcrito la orden telefónica que le ha comunicado el Excelentísimo Gobernador de la provincia para que se la transmita al Señor Alcalde de la Villa de Buñuel.

Que sin pérdida de tiempo se proceda a la constitución del Ayuntamiento de esa Villa con los elementos de derecha que se crea más conveniente.
Así mismo y en la misma sesión que celebre el nuevo Ayuntamiento se proceda a destituir los empleados municipales que sean desafectos a la situación actual.
Lo que comunica a Usted para su conocimiento y efectos consiguientes.
Viva usted muchos años.
Buñuel a 19 de Julio de 1936.

Séptima intervención.

Acta.
Sesión extraordinaria celebrada el día 19 de Julio de 1936.
En la Villa de Buñuel a diecinueve de Julio de 1936.
Reunidos mediante convocatoria los señores anotados al margen y que al final firmarán, con objeto de dar cumplimiento a la orden telefónica de su Excelencia el Gobernador Civil de esta provincia, de fecha de hoy, en la que se ordena en primer lugar a la constitución del Ayuntamiento de esta Villa con los elementos que se creyese más conveniente para la buena administración municipal y considerados los señores anotados al margen los más capacitados para estos fines, se procede a la constitución del Ayuntamiento de esta Villa en la forma siguiente:
Alcalde presidente: Adolfo Gil García
Primer teniente alcalde: Manuel Ramírez de Arellano.
Segundo teniente alcalde: Ángel Chueca Pórtoles.
Concejales: Cesáreo Ibáñez Gracia.
José Sayas Lasheras.
Vicente Mayayo Cerdán.
Manuel Garasa Caro.
Antonio García Belío.
Feliciano Cerdán Muñoz.
Manuel Oiz Arz.
Constituido el Ayuntamiento, en la forma reflejada todos los señores aceptan sus cargos y toman posesión de ellos. En el mismo acto seguidamente se acuerda celebrar las sesiones ordinarias en primera convocatoria los jueves de cada semana y los sábados para las supletorias. Todas ellas a las doce de la mañana.
Seguidamente el Sr. Alcalde da cuenta al Ayuntamiento de la orden telefónica recibida del Excelentísimo Gobernador Civil de esta Provincia de fecha de hoy en la que se ordena, se proceda con toda rapidez a la destitución de todos los empleados municipales de significación izquierdista.
Enterado el Ayuntamiento de la orden mencionada anteriormente se acuerda por unanimidad proceder a la separación de sus respectivos cargos a los empleados municipales que se mencionan a continuación, los cuales se han caracterizado por su significación izquierdista.
1º Martín Domingo Aguirre. Secretario del Ayuntamiento.
2º Catalino Martínez Blasco Gascón. Auxiliar de la Secretaría.
3º Máximo Borobia Rodríguez. Alguacil de este Ayuntamiento, el cual será requerido seguidamente por el Sr. Alcalde para que entregue la documentación y fondos que obren en su poder, procedentes de la recaudación de impuestos que se le tenía encomendada.
4º Sebastián Manós Lasheras. Guarda municipal de campos.
Seguidamente y una vez acordadas las destituciones de los señores mencionados anteriormente, el Sr. Alcalde propone al
Ayuntamiento con el fin de que los servicios mencionados quedaran atendidos debidamente el nombramiento de los señores siguientes:
1º Para Secretario interino del Ayuntamiento al oficial de la
Secretaría del mismo, a Don Pedro Sayas Almingol.
2º Para Auxiliar de la Secretaría del Ayuntamiento a Don
Enrique Francés Villanueva.
3º Para Alguacil municipal a Don José María Arriazu Almingol.
4º Para Guarda municipal de policía rural a Don Pedro Osta Gil.
5º Para la recaudación de impuesto y de arbitrios municipales
a Don José Arenzana Castillo.
El Ayuntamiento acuerda por unanimidad proceder al nombramiento de los señores propuestos por el Sr. Alcalde para los cargos mencionados a los cuales se les comunicará seguidamente para que se posesionen de ellos con la mayor brevedad.
Considerando el Ayuntamiento peligroso e improcedente el que el Secretario destituido del Ayuntamiento continúe habitando la Casa Consistorial después de lo mucho que se ha significado y de los actos que ha realizado tan contrarios e impropios al cargo que desempeñaba, acuerda por unanimidad requerir a los familiares del mismo para que en plazo de 24 horas procedan a desalojar el piso habitación que actualmente habita en la Casa Ayuntamiento y si en el plazo señalado no lo verifican lo realizará el Ayuntamiento por su cuenta.
Y no habiendo más asuntos de qué tratar, se acuerda proceder a la publicación de un bando con la constitución del Ayuntamiento para conocimiento del vecindario de todo lo cual se extiende la presente acta que firman todos los señores asistentes de la que yo certifico como secretario: Pedro Sayas Almíngol.
Asistentes y firmantes: Adolfo Gil García, Manuel Ramírez de Arellano, Ángel Chueca Pórtoles, Cesáreo Ibáñez Gracia. José Sayas Lasheras, Vicente Mayayo Cerdán, Manuel Garasa Caro, Antonio García Belío, Feliciano Cerdán Muñoz, Manuel Oíz Arz.

Octava intervención

Esta es el acta en la que se deja constancia del golpe civil que se ejecutó contra el Ayuntamiento republicano legítimo.
En estas tres páginas del libro de actas quedan identificados quiénes fueron los hombres que se sublevaron y procuraron el cambio del Ayuntamiento por orden de un Gobernador Civil recién nombrado.
Certifica el nuevo secretario del consistorio quiénes son los hombres, los nuevos concejales que están dispuestos para servir a los deseos de la autoridad militar sublevada y colaborar con ella.
La fecha que señala el acta es la del día 19 de Julio, domingo.
Según todos los recuerdos que se han consolidado como ciertos, después de muchos testimonios que han quedado, el golpe lo asestaron a primera hora de la mañana del lunes día 20 de Julio.
Ese día y a esa hora fue cuando estuvieron en el Ayuntamiento los nuevos hombres de ley y orden reforzados con las armas de la Guardia Civil y tomaron posesión de sus cargos.
A la Corporación anterior ya la había destituido el Sargento.
No cabe la menor duda de que en toda la vorágine que se creó ese día del golpe militar en Pamplona y en los cuarteles e instituciones de la provincia, el señor gobernador, no habría tenido tiempo para nombrar a los concejales de aquí y allí en unas pocas horas, y mucho menos, a los que nombró en Buñuel que seguro que no los conocía de nada.
Curiosamente la orden telefónica dada por el Gobernador Civil está dirigida al alcalde, o sea a Alfonso Marquina, para que con los elementos de derecha que se crea más conveniente forme un nuevo consistorio.
Hay que nombrar a diez nuevos concejales.
Esta es la lista de nombres que se ha confeccionado.
Algunas preguntas saltan al papel.
¿Quién los nombró…?
Fue un juramento de sangre.
Se nombraron ellos a sí mismos.
Se ofrecieron voluntarios en sus entornos políticos y familiares.
¿Cómo los nombraron…?
¿Hubo un acuerdo Unánime...?
Trataron de que todas las familias quedaran representadas y que hubiera un equilibrio entre los distintos pareceres ideológicos.
¿Dónde hicieron la reunión…?
o puede haber un solo lugar… ¿en muchas casas del pueblo...?
¿Quiénes estaban…?
¿Estaban todos que tenían que estar pensando en quién, por qué y para qué….?
¿Sabían de la trascendencia de la decisión que estaban tomando aquel día por el futuro de sus hijos….?
Es la tarde más trascendente que ha vivido nuestro pueblo.
Unos pocos hombres capaces de hacer lo que hiciera falta, se juramentan para tomar el poder en el pueblo y administrar justicia criminal sin encomendarse ni a dios ni al diablo, aprovechan las armas que otros portan y que a ellos y a sus intereses obedecen.
quienes ocuparon los sillones municipales fueron responsables de todos estos hombres armados dotados de una autoridad postiza y que se hacían valer de los fusiles y de la Guardia Civil.
Esas armas que no se atascaron a la hora de asesinar al Alcalde Alfonso Marquina y al Secretario Martín Domingo en la misma Casa Consistorial... y que fue el punto de no retorno para que se tomara nota de que el terror estaba gobernando el pueblo.
Si ellos hubieran querido no hubiera habido ni un solo muerto.
Estos hombres fueron los criminales que tejieron la red de represión y muerte que empujó y excusó a aquellos que ejercieron de criminales y ejecutaron a cincuenta y dos inocentes aquel verano de 1936.
Estos hombres que aparecen en el acta,
Y los funcionarios nombrados en ese mismo acto.
Y los que subsisten tras la toma del poder municipal.
Y los hombres que pusieron sus armas…
Y el juez de paz José García que inscribió en el juzgado algunos asesinados por el G.M.N.
Una red cuyos alambres tejidos llegan hasta nuestros días donde todavía quedan quienes los encubre porque tienen un fondo criminal en sus adentros que sale en cuanto rascan un poco en su inconsciente
Y que siguen pensando que aquellos muertos están bien muertos.
Todos conforman la verdadera CANALLA.

Novena intervención.

Pero aquella tarde de domingo hubo una gran actividad en otros rincones en los que no podía estar cualquiera que no hubiera sido llamado.
Desde las alturas de las diferentes organizaciones que tenían raíces en el pueblo, por los conductos más inesperados, a las personas adecuadas para este negocio tan trascendental, habían llegado las consignas de lo que había que hacer ante las nuevas circunstancias.
El movimiento organizado por los militares en Pamplona había triunfado y ya nadie lo podría parar.
También lo apoyaban todos los Diputados electos y desde la base popular había que dar cobertura y cumplir los mandatos.
*
En ese rato en el que ya no aprovechan las palabras para entretenerse, muchas horas habían contendido y discutido entre ellos hasta llegar a atiborrarse con sus presagios: conservadores, españoles y católicos habían esperado ese momento en el que el orden se implantara en España aunque fuera por la fuerza.
Eran hombres de los que tenían fe en el ejército y desde esa idea entendían que los militares como dios manda, han de tomar parte en los asuntos públicos y poner sus armas encima de la mesa.
Pero también ellos: los hombres de bien y españoles, también tenían que poner los suyo.
Ahora en el momento de la verdad no les pueden fallar las ganas.
A grandes males grandes remedios
Ahora veían la posibilidad de echar del poder a las hordas marxistas que gobiernan de la mano de Azaña y de tener el comunismo ilegalizado por una dictadura que suspenda las libertades civiles que resultan tan peligrosas en manos de la masa,
Y en esa labor habían de colaborar todos.
Al cabo de la tarde, a todo aquel hombre de bien que había acudido al cuartel a interesarse por la situación, el sargento de la Guardia Civil le había dado novedades y comunicado las órdenes que habían llegado de la autoridad militar.
El militar se dispuso para lo que fuera menester en la medida en la que como servidor de la Patria era su obligación elemental.
*
La tarde se acorta y hace rato que se oye chirriar a los grillos.
Las palabras arman un gran barullo en el que han de saber ordenarlas y ordenar los intereses y ordenar a las personas.
Todos saben que lo que les une es lo importante:
La animadversión hacia las gentes de izquierda que pretenden que seamos todos iguales y quiere repartirse sus bienes hablando de una lucha de clases sin sentido
Y la santa madre iglesia violentada con el demonio del ateísmo.
Y el orden, la autoridad, la ley y los mandamientos cristianos.
La base con la que tienen que conformar el nuevo poder tiene que ser un compendio de todas las ideologías que tienen un peso específico en el pueblo aunque estén entremezcladas y diluidas.
También han de contar con las familias grandes por si se llegaba a las malas reforzaran, sostuvieran y apoyaran la situación.
Aunque en la cabeza de cada cual hay un revolotum, nada de lo que piensan los otros les parece mal, será porque todos piensan igual, aunque concluyen que cada cual ha de representar lo que representa su familia y su partido y que sea como dios disponga.
Son todos iguales y todos van a lo mismo.
Ya saben quiénes son y qué van a hacer.
Es difícil hacer una reproducción de cómo pudo ser aquella tarde noche en la que se hubo de decidir qué hombres iban a ser los que compondrían la Corporación que iba a asestar el golpe en el Ayuntamiento de Buñuel.
Ni siquiera sus protagonistas la hubieran podido hacer en su integridad porque en los pactos que seguramente hubo que hacer, los compromisos que hubieron de adquirir y los favores que se pagaron o quedaron pendientes eran inconfesables.
Pesaron aquellos secretos que no se pueden pregonar a los cuatro vientos porque tienen raíces en las relaciones familiares que a nadie le interesan.

Décima intervención

Así lo habían decidido los mandos de la Guardia Civil que se habían insurrecto a las órdenes del Coronel Beorlegui y que habían asesinado a su Comandante José Rodríguez la tarde del 18 de Julio.
Pusieron en marcha un alzamiento militar contra la población que les costó tres años darlo por ganado y que no pueden decir que haya acabado.
Cuando se decidieron por un Glorioso movimiento nacional sabían que el levantamiento lo tenía que hacer de tal manera que no lo pudieran parar aunque se les reventaran los puños.
*
Solamente unos pocos saben que mañana a primera hora se va a dar el golpe en el pueblo.
Saben de la orden que el Comandante de puesto de la Guardia Civil ha entregado ayer por la tarde a personas importantes del pueblo y todos se están preparando en su posición.
Se dicen entre ellos.
Quien nada sabe no presagia nada bueno.
*
En estos primeros días fue desde el cuartel de la Guardia Civil y el Comandante de puesto que estaba de servicio, realiza la sustitución del Ayuntamiento republicano.
También  así lo entendieron las estructuras civiles que se sublevaban.
No es fácil asegurar cuáles eran los efectivos militares que actuaron en este día en Buñuel.
Es posible que hubiera un sargento al que se alude en infinidad de ocasiones: ¡Ven con nosotros al cuartel que te quiere hacer unas pregunticas el sargento…!
Pero no se encuentra constancia.
Sin duda fue el Comandante de Puesto quien remite la orden el 19 de Julio, el cabo Víctor Conejero.
Desde los testimonios se confunden los nombres de los guardias civiles y las clases de quienes estuvieron en el Ayuntamiento la mañana del 20 de Julio y es difícil constatar quiénes intervinieron.
Están dos hombres del cuerpo: Víctor Conejero y Rufino López, hombres recién llegados de servicio al pueblo, que son los señalados en el asesinato del Alcalde y el Secretario la tarde del 23 de Julio.
Ellos participaron activamente en las detenciones, interrogatorios y represión de aquel verano.
Tres jóvenes números: Ildefonso Echave, de 21 años, José Zazo de 25 años y Francisco Rocha de 23 años, que una vez que tenían controlada la situación en los dos pueblos: Buñuel y Ribaforada, los destinaron al ejército en el primer día de sublevación.
Entonces la Casa Cuartel de Buñuel quedó con cinco unidades.
El cabo/sargento Víctor Conejero Adrián.
El Guardia de 1ª Miguel Villar González.
El Guardia de 2ª Rufino López Sevillano.
Estos tres miembros no estaban en Buñuel antes del golpe militar y fueron desplazados en comisión provisional.
Fueron la mano criminal de los primeros asesinatos
Estaban con anterioridad a la sublevación:
El Guardia de 2ª Pablo Jiménez González.
El Guardia de 2ª Jesús Pérez Cerón.
*
En la Casa Cuartel de la Guardia Civil, muchos voluntarios se han presentado durante toda la mañana para colaborar con lo que sea menester para mantener el nuevo orden.
A todos se han admitido y se les ha encomendado una tarea.
Todo ha sucedido muy rápido en unas pocas horas.
*
Estas son las hazañas de las que fueron corresponsables estos hombres que decían cumplir órdenes desde el cuartel:
Organizaron la sublevación en unas pocas horas.
Implantación el terror sin piedad ni miramientos de tal manera que la amenaza, la culpa, el odio, y el miedo, lo hicieran irreversible.
Ellos fueron artífices y los primeros culpables de todo lo que pasó.
*
Sin embargo a la idea a la que se nos arrastra es la de que las cosas sucedieron de una manera inexorable e impredecible, y que nada se pudo hacer para evitar que pasara lo que pasó porque fueron las fuerzas de la naturaleza y sobrenaturales las que lo confundieron todo y las que provocaron la tragedia.
El rosario de la aurora.

Undécima intervención

Nadie sabe de qué hablaron ayer domingo después de la misa mayor los que se juntaron en la sacristía.
No faltaba ninguno.
Desde primera hora se alinea en la primera fila del movimiento: los obreros de la Iglesia Católica:
El párroco Aureliano Galipienzo es el alma mater de la conspiración en Buñuel no de hoy sino durante meses y meses.
Luego también ha sido parte activa en la Junta local de guerra de socorro y propaganda junto al Alcalde, y el Jefe de Falange.
Allí estaban también los paisanos:
Antonio Oliver Urzaiz, Eusebio Quintana Rada, Braulio Chueca García y Mariano Gómez Ledesma.
Católicos impertérritos.
Y los coadjutores Don Vicente, Don Ángel y Don José.
Y la santidad local Don Carlos Cerdán Bueno.
Y el aspirante a cardenal José María  Bueno Monreal.
Y el recién misacantano: Mariano Gil
En retaguardia apellidos católicos dispuestos a estar ahí donde haga falta:
Bien para echar una mano,
Bien para mirar hacia otro lado si no había nada que ver,
Bien para quitar importancia y transcendencia a lo que estaba ocurriendo,
Bien para guardar un silencio sepulcral para toda la vida
La Iglesia: sus pastores y sus ovejas, con sus misas y rezos para que dios intercediera a favor de la sublevación, aparece constantemente en el escenario de represión y terror.
En algunas ocasiones sus pechos estuvieron prestos para recibir las súplicas y clemencias de mujeres humildes, que no servían para encontrar misericordia, pero que acompañaba con consejos de sumisión y resignación.
*
Estos son los hombres, los buenos católicos, que han apoyado el movimiento y en todo momento, hay testimonio de que avalaron las órdenes de ejecución de penas de muerte a los inocentes.
Una Iglesia siempre dispuesta a acompañar en confesión:
Estas personas representantes de dios y de las instituciones católicas en buena medida, fueron los resortes y los soportes desde los que se promovieron y toleraron los crímenes.
No están todas pero sí que están las importantes.
Entre todas ellas dibujaron la catadura a la CANALLA.
Operaron desde una estructura superior e inaccesible, que ha quedado ignorada y oculta en la Historia.
Su trabajo nunca se ha reconocido justamente.
Y sin duda se equivocaron.
Sus ilusiones y llevaron a la población a una tragedia.
Es posible que algunos de estos hombres no estuviera de acuerdo y no participara e incluso le repugnara lo que estaba haciendo y que tuviera importantes cargos de conciencia.
En ningún lugar ha quedado constancia.
Nunca ninguno dijo públicamente que no estaba de acuerdo.
Ni después de pasados muchos años.
*
En la tarde noche de ayer del domingo 19 de Julio, se pudo confeccionar la lista de los que habían de impostar a los militares alzados en el pueblo y coger su estela.
En medio de la noche, la obligación de controlar los ánimos mantuvo los sueños irreprimibles en una caverna.
Los falangistas como los ángeles del señor custodiaron las calles controlando quiénes salían de sus casas.
Mal se ha dormido esta noche en todas las camas altas.
*
Algunos hombres, al poco de hacerse de anoche, se han puesto ropa buena, han salido al campo con la chaqueta y la azada al hombro y han salido de sus casas esquivando la impericia y con la seguridad de que en la tranquilidad que da ver la luna reflejada en el cauce del Ebro estarían más seguros
Esta gente sale del pueblo en busca del sol que está naciendo por donde quedan las parcelas, hacía el río, hacia las Bardenas.
Es la mejor salida hacia el monte bajo.
Allí esperarán acontecimientos.
De lo que pase en el pueblo ya se enteraran con la gente que fuera yendo y viniendo.
Desde allí buscarán cómo escapar si es necesario.

   Duodécima intervención.

La madrugada del lunes 20 de Julio nació encendida.
Todos los que recuerdan las primeras horas de aquel día, mantienen en su recuerdo la imagen de una mañana cargada de luz y frescura, como si fuera un día de fiesta en el que los querubines que hubieran bajado del cielo fueran a bailar en el fondo del firmamento.
Saben que con tan solo cruzar el río pueden estar a salvo y las Bardenas pueden ser un buen escondrijo en el que poder esperar a que escampe la tormenta.
Cuando la vida en las calles empezaba a caminar, de un almacén que hay cerca de la Plaza de los Fueros y cerca de la Iglesia, varios hombres descamisados han sacado algunas armas que pasan de mano en mano entre los falangistas que han acudido a ser testigos del amanecer y que están en la calle haciendo ruido para que se despierten las bestias.
La campana de la iglesia llama a misa primera.
Al poco rato, de las casas altas de las calles de la Amargura y de la calle de la Iglesia, van saliendo personas mayores a las puertas a la vez que va llegando más gentío bien vestido de otras casas.
Aunque el trajín iba y venía al Ayuntamiento, casi todos que llegan, quedan en las aceras como si esperaran que saliera la procesión de Santa Ana de un momento a otro.
Esperan que el mundo cambie en este día que comienza.
El Comandante de la Guardia Civil, por medio de los números que tiene a sus órdenes, como representante de la autoridad militar de la que se han envestido los sublevados tras la declaración del Estado de Guerra, ha convocado a la Casa Consistorial, al Alcalde y a todos los concejales para comunicarles las órdenes que ha recibido de la superioridad.
Alfonso Marquina ha llegado al punto de la mañana y ellos ya están allí.
Vio el mandamiento de la autoridad civil.
Alfonso está tranquilo y no quiere reivindicar su derecho para seguir siendo alcalde tal y como se expresaba en la orden.
En realidad le preocupaba lo que estaba pasando lejos de su pueblo y tiene confianza de que el Gobierno sabrá cortar la sublevación sin llegar a mayores.
Alfonso se va a casa de su hermano a tratar de ver en la oscuridad.
Llega Fausto Lasheras. Un compañero le ha buscado para advertirle de que no fuera... pero no lo ha visto... y no le ha dicho y él ha ido.
Sube y entra y pregunta qué pasa a los presentes.
Le contestan que allí ya no es nadie para preguntar nada.
Que su tiempo de estar allí ya se ha terminado.
A Fausto le caen de repente mil años encima.
Vuelve a su casa, y está allí preocupado, estando y esperando.
*
En la escalinata de los porches de la Casa Consistorial, esperando ver qué pasa, entre: valientes compungidos y transcendentales cobardes, han quedado los hombres que dentro de un rato van a dar el golpe de mano y van a tomar un poder que no les corresponde pero que los han logrado con la fuerza de las armas.
Están todos los elegidos con las boinas sudando en sus cabezas.
Suben conducidos por las escaleras por quien será el nuevo Alcalde y se establecen en el salón de plenos como queriendo dar un paso al frente.
Aparece el secretario Martín Domingo, y le comunican que ya no serán necesarios sus servicios
Que lo ha sido destituido
Que debe salir del piso que ocupa en la Casa consistorial.
El acta de la reunión ya está escrita con fecha de ayer.
Al secretario Martín Domingo, recién casado y con su mujer en cinta, le han dado veinticuatro horas para desalojar el piso que utiliza en la misma casa se pone a la tarea. En la casa también vive una sobrina adolescente que ayuda a recoger ropas y enseres.
A las pocas horas sus pertenencias personales están ya en la calle.
Martín busca ayuda para retirar los muebles que algunos falangistas han bajado a los porches.
Plácido Gil, padre político del señor secretario, que ha ido a ver qué podía hacer por su hija pequeña en su desahucio, naufraga en su desconsuelo de no poder hacer nada.
Todo ya es irremisible.
Ya han dado el golpe, ya se ha hecho el cambiazo.
*
La segunda parte de su primera decisión es dejar sin empleo a los funcionarios municipales reconocidos por su ideología izquierdista
Están allí y les comunican su destitución sin enmienda.
No hacen falta más palabras:
¡Váyanse a sus casas…!
Ya no son necesarios para nada.

Décima tercera intervención.

Desde las primeras horas de la mañana, del lunes 20 de Julio se van organizando las patrullas que van a montar guardia en las calles del pueblo y en sus aledaños para ver controladas a las gentes de izquierdas.
Entre unos y otros, han aportado nombres de confianza y algunos hombres serviles por todos conocidos que pueden asumir este trabajo, previo pago del jornal, y cuentan con los jóvenes intrépidos de Falange Española.
Se componen grupos de dos o tres voluntarios  pertrechados con fusiles para que recorran todos los rincones del pueblo predicando la paz.
*
Los nuevos concejales presididos por el nuevo alcalde Adolfo Gil, ya están reunidos y sentados en la mesa del salón de plenos.
Nunca habían estado en la gloria y ahora lo estaban.
Tienen la sensación de haber ganado la partida.
Se puede respirar una euforia que emborracha a todos.
Unos y otros dan su parecer de lo que están haciendo.
Se ha acabado el tiempo de que les gobiernen desde las casas bajas.
Deciden que ese mismo salón de plenos se habilite como cárcel en la que se encierre a todos aquellos sospechosos contra el nuevo orden.
Deciden reclamar a su presencia a los anteriores alcalde y secretario.
Aunque no llegan juntos, llegan a la vez.
No les dan ni un minuto de respiro:
Los encierran en el calabozo que hay en la planta baja de la Casa.
Los dos hombres siguen tranquilos aunque las escasas noticas que les han llegado del exterior son poco esperanzadoras, deben mostrar su calma.
Saben de la calaña de las gentes que se han levantado pero confían en los resortes de la República para aplacarlos.
No quieren que avisen a nadie para no alarmar.
*
En la Casa Consistorial hay mucho público y hay cosas que no se pueden hacer ante tanta gente presente y curioseando.
Unos y otros se van despidiendo entre abrazos.
En ese estar hay algunos hombres que se sienten tan a gusto que quieren alargar el rato.
Las mujeres, las suyas, con las mangas de los vestidos a la altura del codo, acaloradas esperan en la calle.
Las criadas ya tendrán la comida preparada.
Al mediodía, en medio de un respiro con el que acabar la mañana, han quedado en el salón de actos los hombres que forman el Consistorio.
*
Mientras tanto en la calle, a media mañana, un grupo de jóvenes armados se han acercado al centro republicano y han entrado al interior del local en el que tienen los jornaleros sus reuniones.
A fuerza de gritos y amenazas han sacado a empellones a los hombres mayores que habían ido a montar guardia al punto de la mañana y que estaban allí manteniendo la brasa en sus cigarros como la única manera de mantener encendida la República.
Alborotan, destrozan y rebuscan en los recovecos el escondrijo en el que tienen las armas para la revolución.
No encuentran nada y salen arrancando lo que encuentran a su paso.
El mensaje de paz en un nuevo mundo está recorriendo las calles entrando en todas las casas altas y en alguna de las bajas con la fuerza que otorga la necesidad de una nueva justicia social y cristiana.
En la sombra que se construye en el rincón Sur de la Plaza de los Fueros, los falangistas han colocado una mesa y en ella, haciendo cola.
Están afiliándose todos los jóvenes del pueblo.
El ambiente es tal que niños y ancianos se quieren apuntar.
Allí han estado hasta que la sombra ha desaparecido.
*
Antes del mediodía salen las patrullas armadas y van recogiendo de sus casas a los hombres que va requiriendo el cuartel de la Guardia Civil para encerrarlos en la nueva cárcel que será sinónimo del orden y justicia.
El Sargento ha llamado a su presencia a todos los concejales destituidos.
A Fausto lo han buscado en su casa y lo tiene detenido.
A Avelino, a Julián y a Joaquín los traerán cuando den con ellos.
Alejandro ha salido a trabajar al otro lado del río y allí han ido a buscarlo una pareja de la guardia civil en la camioneta de Sabino Royo.
*
Por la tarde ya hay más personas detenidas.
También está Fausto Lasheras detenido en el Ayuntamiento.
Derrumbado, sentado entre la pared y el suelo.
Apesadumbrado no podía tener esperanzas de salir con vida.
En el interrogatorio al que le han sometido en el cuartel de la Guardia ha sido apaleado como si estuvieran dando cumplimiento a una venganza.
Cada golpe trataba de borrar una línea del acta que escrita y leída un día: fue un acto de sometimiento de las fuerzas militares a la autoridad civil.

Décima cuarta intervención.

Las patrullas en las calles están formadas por falangistas del pueblo.
Algunos incluidos en las listas del somaten esa misma mañana.
Armados de fusil y cartucheras participan en recoger, llevar y traer a los que han decidido detener los hombres que ahora mandan.
Ellos obedecen.
Cumplen órdenes.
De vez en cuando sueltan un golpe al que llevan con la manos atadas para hacer méritos y vengar viejas rencillas.
Es un vaivén continuo:
De casa en casa, y de casa al cuartel, y del cuartel al Ayuntamiento... En un trasiego de gentes con el que pierden el sentido.
Entre todos van llenando de hombres de izquierdas el salón de plenos y otros espacios que tienen puerta y cerraja que han podido habilitar como calabozo en la Casa Consistorial.
A partir de que en cada puerta de entrada se ha habilitado una guardia armada, todos los hombres que llevan quedan detenidos con el cargo inapelable de ser miembros de las hordas rojas.
A todos los hombres que van a preguntar qué está pasando o que han sido llamados por uno u otros, y que saben que están afiliados a las organizaciones republicanas los detienen tal y como llegan.
*
En comisión de control llegan Aniceto Ruiz jefe local de Falange de Tudela y Antonio Huguet
Estos hombres le prometen a Angel Chueca que será Gobernador de Soria en cuanto tomen aquella ciudad.
Las autoridades Falangistas que son las que pretenden tomar el poder más cercano pasan revista a cómo se están haciendo las cosas en el pueblo.
Como correctivo del caos reinante, legitiman la acción violenta que ha preconizado la Falange Española desde sus inicios para establecer un nuevo orden en unos pocos días
Tal y como también dispone el General Mola.
Por primera vez se habla abiertamente de que hay que matar, que hay que aniquilar a los que sean contrarios a sus ideas.
Hay que quitarse los escrúpulos a la hora de matar a quien convenga.
Por la tarde, el nuevo alguacil José María Arriazu, a instancia del Comandante de puesto de la Guardia Civil, lee un bando en las calles de casas más bajas, en el que comunica a todo el personal de izquierda que guarde algún arma de fuego en su casa que tiene la obligación de entregarlas en el cuartel.
Así mismo, para que se enteren sus familiares, recuerda a todo el personal de izquierda que esté escondido en casa, en el campo o en las Bardenas, que tiene dos días para presentarse voluntariamente ante la Guardia Civil.
Durante toda la tarde y hasta llegar la noche las patrullas que recorren el pueblo compuestas por jóvenes armados, hacen registros casa por casa de las gentes reconocidas de izquierdas para dar cumplimiento al bando, comprobando que muchas ya han escapado.
Despacio va pasando el día y con todos los acontecimientos que están sucediendo, al constatar que sus padres o sus maridos no vuelven a sus casas, las mujeres de los detenidos se acercan al Ayuntamiento a ver qué necesitan.
Allí los tienen.
Los guardianes les dan permiso para que les lleven algo de comida, ropa de abrigo y colchones de lana, que puede ir para largo.
Por la noche, las nuevas fuerzas del orden han de estar alerta y vigilantes en cada esquina del pueblo y desde las esquinas todas las calles y andando por las calles todas las casas.
Algunas luces que cuelgan en el techo de las alcobas encendidas por la fuerza del miedo no se apagan en toda la noche.
Los balcones de las casas altas están abiertos, las ventanas por las que entra el fresco.
Las ventanas de las casas bajas están cerradas.
En la Casa Consistorial las cerrajas están con dos vueltas de llave y un hombre vigilante y armado, apostado en cada puerta,
Esta primera noche están encerrados para lo que la autoridad disponga mañana: el Alcalde, el Secretario en el calabozo de la planta baja y tres concejales y más de cincuenta hombres en el salón de plenos.
Entre ellos han hablado sin descanso y sin llegar a concluir.
Han hablado porque no se podían callar.
Están tranquilos y seguros de que todo pasará.

Décima quinta intervención.

Ya es martes y parece como si hubiera pasado una vida.
Los nuevos guardianes del pueblo han pasado la noche en el Ayuntamiento.
Es su responsabilidad y deben disponer.
Se esconden detrás del mostrador de la secretaría.
Al punto de la mañana dejan pasar a las mujeres de los detenidos que llevan algo de comida y alguna muda porque sus hombres todavía se envuelven con la ropa del campo.
Algunas madres llevan a los hijos pequeños para que los vean sus padres.
Nada se hace en silencio y la alegría de verse resta importancia a lo que les está sucediendo.
A las autoridades les pone nerviosos el jaleo.
Se mezcla en sus adentros el sabor del triunfo y lo más amargo de sus consecuencias.
*
Al mediodía el sol pega de lleno en la fachada de la casa en la que están encerrados los hombres significados de izquierdas.
Prisioneros, carceleros y autoridades sin escapatoria.
Algunas mujeres en la acera de enfrente sin salirse de la raya de la sombra, protegen sus intenciones detrás de unos delantales negros y se dejan mirar por el hombre que hace guardia en la balconada consistorial.
Hay mucho jaleo en la oficina en la que todos los sublevados se reúnen y hablan y deciden.
Algunas palabras tienen las piernas tan ligeras que enseguida llegan a la calle.
*
Los miembros de la nueva corporación, aunque tengan otras muchas ocupaciones también han acudido al Ayuntamiento.
Allí en las oficinas: hablan, comentan, discuten y se emocionan con su hazaña. Aunque ellos son la verdadera autoridad y la que se hace respetar en el pueblo por la ascendencia de sus familias…
En estos días se reciben las órdenes desde la casa cuartel.
Allí se recogen las denuncias de unos a otros, allí se pregunta y se reparten palizas.
Los guardias civiles son quienes establecen a quién hay que llamar y a quien ha que encerrar,
Pero son los hombres del pueblo los que tienen las últimas palabras y deciden.
Es un movimiento nacional con la ayuda de los militares.
Esta idea es sabida y con ella están todos de acuerdo.
Nadie cree que es preciso que se les mande.
*
A media mañana deciden llevar al alcalde Alfonso Marquina a su casa para hacer un registro y encontrar las armas, que sin lugar a dudas tiene escondidas.
Esperan de su colaboración y que les confiera voluntariamente los documentos que demuestren el movimiento revolucionario que preparaban de manera inminente.
Dos guardias civiles lo llevan por medio de la calle para que la gente vea cómo están sometidos los elementos que antes les gobernaban al nuevo orden.
En la casa buscan y rebuscan pero no encuentran nada.

Le gritan, le amenazan, le zarandean y le pegan pero no pide clemencia y ni aparecen las armas.

De vuelta al encierro en el calabozo municipal, el Alcalde anda a trompicones porque camina baldado por los golpes que le han dado y el dolor que siente en su pierna mala es insoportable.
*
En las calles los legionarios del orden:
Llevan la paz de casa en casa y buscan hombres peligrosos.
Rebuscan en las cuadras y los corrales:
Algunos se les escapan de entre sus manos y lo pueden contar luego: pero muchos son los que se dejan detener y son entregados en el cuartel y llevados luego al encierro del Ayuntamiento.
Algunos hombres prudentes, para guardar su tranquilidad, llevan al cuartel alguna escopeta de caza vieja y son penados con una paliza preventiva de las que se iban a acordar durante toda su vida.

Décima sexta intervención.

En algunas casas de familias carlistas, unos pocos jóvenes se han alistado a la sublevación sin pensarlo dos veces.
Van a partir dentro de un rato cuando caiga el sopor de la tarde.
Los recogerá un convoy de militares en la puerta de la Casa cuartel de guardia civil.
A esa hora, en las aceras del cuartel se apretujan muchos curiosos y terminan cortando la carretera para ver salir a los soldados que llegan acompañados de sus familias.
Suben a los camiones que vienen cargados de militares que van a presentarse a Zaragoza al cuartel de Castillejos.
Allí, de malas maneras se están agrupando las fuerzas que se pondrán al mando del General Cabanellas.
Los voluntarios están eufóricos de sangre y vino.
Allí donde se detienen a saludar y dar vítores, los vecinos les alimentan la euforia.
Puestos de pie en las cajas de los camiones, dan gritos que quieren insultar a quienes no les oyen y amenazar a los que ya se han ido.
Siguen adelante la carretera.
Hay muchas personas de toda condición y ralea, expectantes porque quieren ser testigos de lo que está ocurriendo.
A la salida del pueblo en un pequeño descampado hay un grupo de personas que por curiosidad ha salido a ver pasar el convoy.
Un muchacho llamado Jesús Osta, al ver pasar la tropa les grita:
¡Salud camaradas...!
Desde los camiones, entre gritos y blasfemias se responde a tiros al saludo.
Paran.
Soldados de uno de los camiones quieren cargar al joven herido.
Su hermano Pedro se opone a que se lo lleven y con su inocencia trata de convencerles. Las balas apuntadas a su cuerpo salen disparadas desde las alturas y el camión sigue su marcha.
Magdalena sale a recoger a su marido a la carretera y lo lleva a la casa de la suya suegra Juana Remón que está a unos pasos.
Pedro muere por las heridas de balas.
Es el primer hombre asesinado en Buñuel.
No es de una manera accidental ni casual, sino producto de la sinrazón que obliga a acabar con todo aquel que piense diferente y que dispara los fusiles sin dar tiempo a nada.
*
Al atardecer, a otros muchos hombres y jóvenes significados de izquierdas, se les requiere de palabra para que se presenten en el cuartel.
Por la calle se puede ver parejas de jóvenes armados que llevan detenida para presentarla ante el sargento a cualquier persona inocente que han sacado de su casa.
Para dar legalidad al acto tratan de llevar un paso marcial.
En el cuartel se les pregunta todo aquello que ya saben que no saben y se les aplica una tanda de palos que bien se merecen antes de encerrarlos en la Casa Consistorial.
En algunas casas altas los balcones que dan a la calle los han adornado como los días de fiesta grande.
En las casas bajas que por miedo tienen las ventanas cerradas, las patrullas que recorren el pueblo rompen los cristales por sospechosas.
Así se puede oír lo que hablan dentro.
Así el silencio se hará infinito,
Dicen que van a matar a todos los que tienen encerrados.
En la noche vuelve el silencio y los lloros acongojados.
Y los sueños de gloria.
¡Lo que diga la autoridad…!
¡Arriba España!